Con el primer domingo de Adviento entramos en un nuevo año litúrgico. Un tiempo de espera y esperanza ante el inminente nacimiento de Jesús, el Verbo Encarnado. Adviento significa “venida” y, en estas cuatro semanas, la Iglesia nos pone delante lo que fuera la perspectiva histórica de la venida del Mesías, el acontecimiento mismo de su venida y la continua presencia de Dios en el mundo.
Es un tiempo de espera activa del que nos habla la Palabra de Dios en estos días, de la mano de Isaías, Zacarías e Isabel, Juan el Bautista, José y María. Tenemos por delante cuatro semanas (Adviento) que desembocarán en el Nacimiento de Jesús, fiesta con la que se abre el tiempo de Navidad y Epifanía del Señor (manifestación a todos los pueblos). Dios se nos regala, está al alcance de todos y quizás sean los pobres y sencillos de corazón los que tienen más alegría por su venida.
El sacerdote Alfonso Crespo, en su libro “El año litúrgico de la mano del evangelio de Mateo” nos ofrece un comentario para cada domingo y fiesta del nuevo año, y también una breve explicación de cada tiempo litúrgico, comenzando por los cuatro domingos de Adviento:
Espera, conversión, alegría y anuncio
El Domingo I de Adviento (30 de noviembre) es el domingo de la espera. Las lecturas resaltan la espera y nos invitan a estar en vela. Se acerca nuestra salvación. Se nos sugiere: “Vigilad y estad despiertos”. El Señor está ya cerca. Y nosotros gritamos: ¡Ven Señor Jesús!
El Domingo II de Adviento (7 de diciembre) es el domingo de la conversión. El personaje central de este domingo es Juan Bautista, que aparece en el desierto llamando a la penitencia y la conversión. Nos grita: “Convertíos, se acerca vuestra salvación”. Ello provoca en los creyentes la necesidad de abrir el corazón a la salvación que nos trae Jesús.
El Domingo III de Adviento (14 de diciembre) es el domingo de la alegría. En medio del Adviento se sitúa este domingo, que se llama “Gaudete” (Alegraos). Las oraciones de la Misa y las lecturas nos invitan a estar alegres por la venida del Salvador. En el Evangelio se hace una pregunta: “¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?”. Los signos que acompañan al Salvador nos acreditan que está entre nosotros: ¡Alegrémonos!
El Domingo IV de Adviento (21 de diciembre) es el domingo del anuncio. Los domingos anteriores nos anuncian la venida del Mesías, ahora María y José se preparan para recibirlo. El ángel anuncia el nombre del Niño: “se llamará Jesús y salvará su pueblo de los pecados”. María e Isabel intercambian su gozo, y María nos regala el “Magnificat” como la oración del Adviento. Nosotros nos disponemos a recibirlo con el mismo amor de María y gritamos: ¡Llega el Mesías salvador!
