Escribía, hace años, el poeta ovetense Ángel González: «Se habla de la esperanza últimamente. Alguien la vio pasar por los suburbios de París, allá hacia el año mil novecientos cuarenta y tantos. Poco después aparecieron huellas de su vuelo en Roma».

Ahora, la virtud teologal de la esperanza tendrá un protagonismo especial con motivo del Jubileo 2025 que se celebra en Roma y, por extensión, en las diócesis. Estará centrado en esta tan necesaria mirada sobre el mundo, porque, como González afirma, la esperanza no se encuentra «donde la vida se doblega, nunca». Quienes tengan la oportunidad de participar del Jubileo 2025 vivirán un momento único: reconocer sus pecados, ser perdonados por el buen Dios para, con una mirada cargada de esperanza, dejando atrás lo vivido, encarar el futuro con vitalidad y fe. En tamaña empresa la Virgen de la Esperanza, modelo de virtudes, ayudará. Y mucho.